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Archivos/Marmellar

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14 de febrero del 1996
 Desaparece en una gasolinera de L’Arboç una empleada de 20 años Policía y voluntarios rastrean el Baix Penedès L’Arboç Unas 500 personas, entre policías y voluntarios, participaron ayer en la búsqueda de Ana María Marín Barba, de 20 años de edad y vecina de Banyeres del Penedès, que desapareció en extrañas circunstancias cuando se hallaba desempeñando su trabajo en la gasolinera Tamoil de L’Arboç (Baix Penedès) donde ejercía de dependienta.
La desaparición fue descubierta entre las 8.30 y las 9.00 horas por un camionero que no encontró a la dependienta cuando fue a pagar el carburante con que había llenado su depósito.

Inmediatamente alertó a la Guardia Civil.

Un cliente de la estación de servicio explicó que la última vez que vio a Ana Maria estaba hablando con un hombre, vestido con un chándal, de unos 30 años, que conducía una furgoneta blanca de marca Nissan.

Joan Català, alcalde de L’Arboç, confirmó que podría tratarse de un secuestro pues la chica ha dejado aquí su coche, bolso y su abrigo.

Precisamente, al lado de la puerta de la gasolinera se encontró un cubo de agua y una fregona que estaba utilizando Ana María. Según Català, este detalle denota que la empleada dejó su tarea unos instantes para servir a alguien y ya no regresó.

El Gobierno Civil de Tarragona no descarta que el suceso esté relacionado con un atraco, ya que la caja registradora estaba vacía. Sin embargo, fuentes de la policía local de L’Arboç indicaron que en las oficinas del establecimiento había 40.000 pesetas.

Las labores de búsqueda, que se extendieron por toda la comarca del Baix Penedès, finalizaron sobre las ocho de la noche, sin resultados. Está previsto que el rastreo se reanude hoy por la mañana. Mientras la policía y los voluntarios peinaban la zona, se distribuyen carteles con el rostro de Ana María con el fin de alertar a la población e intentar recabar información sobre el paradero de la joven.
16 de febrero del 1996
Ana María Marín Barba, la joven de 20 años que había desaparecido el miércoles por la mañana cuando estaba trabajando en la gasolinera Tamoil, de L’Arboç (Baix Penedès), fue hallada muerta ayer, con evidentes signos de violencia, a unos 12 kilómetros de la estación de servicio. Un agricultor, integrante de una de las patrullas que se habían organizado para rastrear la zona, descubrió el cuerpo hacia las 10 de la mañana, poco después de que se hubiesen reemprendido las labores de búsqueda suspendidas la noche anterior. La titular del Juzgado número 2 de El Vendrell autorizó el levantamiento del cadáver al mediodía y decretó el secreto del sumario. Los investigadores creen que la joven conocía a su asesino.
La muchacha estaba cubierta con dos puertas de madera abandonadas y yacía en un pinar, a unos 25 metros de la carretera local de Pla de Manlleu a Sant Jaume dels Domenys, muy cerca de la urbanización Atalaya Mediterrània. Testigos presenciales explicaron que Ana María tenía hematomas en el cuello y un gran golpe en la cabeza, y sus ropas estaban revueltas. Todo apuntaba a que había sido estrangulada. Fuentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, que se encarga de la investigación, señalaron que parece que no ha existido violación, aunque hasta que no se haya practicado la autopsia no podrá verificarse.

Una de las hipótesis con que trabajaban los agentes se basa en que la chica podía conocer al autor o autores del crimen. A pesar de que se echaron en falta unas 20.000 pesetas de la caja registradora de la gasolinera, no consideran que el robo sea el móvil. Estos medios insistieron en que es extraño que se asalte una gasolinera entre las 8.40 y las 9.30 horas (momento en que se descubrió la ausencia de Ana María) porque hay mucho tráfico y el riesgo es elevado.

También argumentaban que si hay muertes en atracos de este tipo, se deben a que los empleados se resisten, pero no es habitual el secuestro.

Joan Català, alcalde de L’Arboç, coincidió con Ramón Sánchez, gobernador civil de Tarragona, en hacer un llamamiento a la colaboración ciudadana, e instó a cualquiera que dispusiera de algún indicio o sospecha lo comunicara confidencialmente a las autoridades. Determinar qué ocurrió en la gasolinera entre las 8.40 hora de la última anotación en la caja y las 9.30 cuando un camionero se dio cuenta de que no había nadie en la gasolinera puede aclarar el caso.
Ana María fue hallada muerta cerca de la estación de servicio de L’Arboç los investigadores sospechan que el móvil del crimen no era el atraco El cuerpo, con signos de violencia, estaba tapado con puertas de madera.
17 de febrero del 1996
La Guardia Civil custodia el coche fúnebre con los restos de Ana María. El cadáver presentaba heridas en cabeza y cuello.
El cura reconoció que el sentimiento que dominaba a todos era el de indignación y crispación, aunque recordó que Jesús también tuvo una muerte violenta y habrá acompañado a Ana María como hizo con sus santos mártires.

A la salida del templo, el féretro, en medio de una estruendosa ovación, fue llevado a hombros por amigos de la fallecida, que se fueron turnando hasta llegar al camposanto. Allí se reprodujeron las escenas de dolor.

Después, un millar de personas se manifestaron desde Banyeres hasta L’Arboç del Penedès con una gran pancarta en la que se podía leer Ana María, te echaremos en falta y exigimos justicia.

La comitiva se detuvo delante de la estación de servicio, donde se leyó un poema.

Por la mañana, alumnos del instituto y colegios de L’Arboç habían ido caminando hasta el Ayuntamiento de Banyeres, expresando así su solidaridad con la familia.
Numerosos agentes controlaron ayer por la tarde a los asistentes al funeral y tomaron fotografías en el interior del templo de Banyeres del Penedès. Por la mañana se había practicado la autopsia del cadáver de Ana María en dependencias del cementerio de El Vendrell, donde la forense confirmó que la chica falleció estrangulada. Al ser preguntada por si el móvil del crimen había podido ser sexual, se limitó a contestar: ?No es seguro?.

Las honras fúnebres se convirtieron en una impresionante muestra de duelo a la que se sumaron más de 3.000 personas, la mayoría de las cuales no pudieron acceder al templo.

A las 5 de la tarde, el féretro con el cuerpo de Ana María entró en la iglesia. Su madre, destrozada, sólo acertó a gritar: ?Mi hija, mi hija?. Muchos vecinos y amigos no pudieron contener las lágrimas y los sollozos rompieron el respetuoso silencio que hasta entonces reinaba en el recinto.

La mayoría de los asistentes al acto llevaban rosas y claveles, y decenas de ramos y coronas de flores cubrían el ataúd, mientras de las ventanas y balcones de las casas de la localidad colgaban crespones negros.


La terrible forma en que la muchacha perdió la vida ha sembrado el miedo en la comarca.

En Banyeres algunos padres no dejan que sus hijas salgan a la calle. Una amiga de Ana María declaró a este diario: Tenemos miedo porque lo que le sucedió a ella puede pasarle a cualquier otra.

Joan Català y Avelino Menéndez, alcaldes de L’Arboç y Banyeres, respectivamente, hicieron un llamamiento a la población para que colaborase con las autoridades y proporcionara información sobre cualquier movimiento sospechoso o indicio que pudiera conducir a la localización de los responsables del asesinato. Català y Menéndez dieron el último adiós a la joven junto a Josep Maldonado, delegado del Govern en Tarragona, y Benet Jané, presidente del Consell Comarcal del Baix Penedès. Maldonado se mostró confiado en la marcha de las investigaciones y en que ?el culpable pague por lo que hizo?. En similares términos se expresaron los vecinos de Banyeres y L?Arboç.

La sensación entre los habitantes de los dos pueblos es que todos están en peligro hasta que se detenga al criminal. Sergi, un amigo de Ana María, explicó que la chica era muy abierta, hablaba con todo el mundo, y añadió: Lo malo es que puede esperarse cualquier cosa de alguien capaz de hacer daño a una persona buena?.
La Guardia Civil fotografió a asistentes al entierro de la chica de la gasolinera El sepelio congregó a más de 3.000 personas en Banyeres del Penedès La autopsia confirma que la joven falleció el miércoles estrangulada 16
Increpado el jefe de la víctima Las quejas por la falta de vigilancia policial en los pequeños municipios del Baix Penedès y por la falta de seguridad en la estación de servicio Tamoil proliferaban entre los participantes en las marchas de protesta por la muerte de Ana María Marín.
En el acto del funeral una amiga de la víctima increpó duramente al encargado del establecimiento comercial. Vete a tu gasolinera, no sé cómo no se te cae la cara de vergüenza de estar aquí, dijo. Otra joven añadió: Murió porque parece que sea un milagro tener un trabajo. No puedes permitirte el lujo de dejarlo, aunque se te coma el miedo, afirmó.

Mientras, el miedo se ha apoderado de la comarca. Muchos vecinos están convencidos de que el homicida de la joven sigue allí.
Sepelio de la joven asesinada. Banyeres del Penedès sufrió la conmoción de un suceso que ha atemorizado a la zona.


El bosque de las lamentaciones.Es triste que este lugar sea famoso por crímenes e incendios, afirma una vecina.Lo más importante es conseguir detener al que ha hecho algo tan repugnante, declara con rabia el alcalde de L’Arboç F. G.

Sant Jaume dels Domenys J oan Toran, concejal de Montmell y voluntario forestal, fue una de las primeras personas que llegó al lugar donde se localizó el cuerpo de Ana María. Joan vive muy cerca, detrás del bosque, y se había sumado a la búsqueda.

La Guardia Civil estaba ya acordonando la zona y me dijo que no había nada que hacer, que estaba muerta, señaló apesadumbrado. Recordó que al atardecer una persona que recoge las bolsas de basura de una urbanización próxima había visto un coche sospechoso.

Avelino Menéndez, alcalde de Banyeres, muy emocionado confesaba que el descubrimiento del cadáver había sido un mazazo. Joan Català, primer edil de L’Arboç, declaró:Esperaba que el caso se resolviera felizmente y ahora sólo siento rabia contenida e impotencia. Lo más importante es conseguir detener al que ha hecho algo tan repugnante.

La indignación y la conmoción eran sentimientos que embargaban a los vecinos de la comarca sumados a la batida.Es muy triste que estos parajes se hagan famosos por crímenes e incendios. Hasta que no pasa algo gordo no se busca el remedio, comentó una vecina. Nadie levantaba la voz. Todas las miradas se dirigían al fondo del pinar donde yacía Ana María, tapada bajo los árboles y custodiado por la Guardia Civil.

En Banyeres del Penedès la tristeza se palpaba en la calle. Antonio y Mari, los padres de la víctima, acompañados por sus otros dos hijos, estaban destrozados. Tras una noche en vela confiaban en que la pesadilla acabaría al amanecer, cuando apareciera la niña. No hubo forma de consolarlos. Era una chica estupenda, muy servicial, que te daba conversación y te atendía amablemente en la gasolinera, murmuraba una clienta. Luis Lara, compañero de trabajo del padre, resaltó: Era seria, formal, buena gente como toda su familia.

Pocos creían que el móvil del crimen fuera un robo. Otro vecino razonaba que a primera hora de la mañana no acostumbra a haber dinero en la caja y desvelaba algo que atemoriza a todos: Sentiríamos mucho que se detuviese al criminal y fuera alguien conocido aquí. Lluís Sáez era más taxativo: Fueron a por ella. Angelina Berga, que reside cerca de Sant Jaume dels Domenys, se quejaba de la poca vigilancia que hay en la zona. Al parecer, son frecuentes las correrías de delincuentes que entran en las casas y se llevan lo que pueden.

17 de marzo del 1996

Manifestación silenciosa y luto municipal Los ayuntamientos de Banyeres y L’Arboç celebraron ayer por la tarde sendos plenos extraordinarios en los que condenaron el asesinato de Ana María, apelaron a la colaboración ciudadana para capturar a los criminales y agradecieron la solidaridad de los vecinos. Además, unas 300 personas se manifestaron en silencio desde Banyeres hasta la gasolinera.

El alcalde de Banyeres, Avelino Menéndez, decretó dos días de duelo y anunció que ejercerá la acusación en el futuro juicio contra los homicidas.

La muerte de Ana María es la sexta que se produce de forma violenta este año en la provincia de Tarragona, mientras que en todo 1995 se contabilizaron siete. El pasado junio, dos chicas de L’Arboç fueron raptadas. Una logró huir pero la otra fue sometida durante cinco horas a vejaciones y malos tratos.

Un surtidor sin medidas de seguridad La gasolinera Tamoil no tenía medidas de seguridad. Era algo que todo el mundo sabía y que asustaba a Ana María Marín. Al menos, eso es lo que aseguró ayer una de sus amigas. La chica permanecía sola desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la tarde sirviendo a los conductores sin ningún tipo de vigilancia. Su única protección era un pestillo en la puerta. La estación se halla a pie de carretera, alejada de L’Arboç y en pleno campo. Un sitio solitario.

CCOO ha denunciado repetidamente que estos establecimientos deberían disponer de dos operarios por turno y estar dotados de blindajes, cámaras de vídeo y otros sistemas de control que eliminarían muchos riesgos.

Según dijeron los compañeros de Ana, a lo mejor ahora cambian las cosas y nuestras peticiones de mayor seguridad serán una realidad 

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